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Me llamo Daisy; como las flores, estoy muy orgullosa de llevar este nombre.

¿Las flores pueden ponerse tristes?

Pues, como mi madre, trabajo en el campo con las flores. Todo lo que tenemos; nuestra casa, familia, estudio y muchos amigos, lo hemos conseguido gracias a las flores. Me siento una mujer emocionada y privilegiada. Desde que era pequeña, he estado en estos campos. Cuidándolas, he aprendido cómo debo tratar también a las flores y a las personas. La base fundamental es: el afecto o el amor. Si no las tienes en cuenta, se ponen tristes y no se abren; se secan y mueren.

¿Cómo se cuidan las flores?

Primero, las sembramos y luego toca regarlas, esto se suele hacer una vez al día, pero no olvides que, si está haciendo sol, como a las personas, les da mucha sed entonces debes regarlas un poco más. Lo mismo ocurre con el frío. Si notas que está helando, intenta cerrar las corrientes de aire. Sin esto, seguramente se estresarán y no se abrirán en el momento adecuado.

Además, acuérdate de darles comida. Los nutrientes y fertilizantes son esenciales para ver ese bonito fruto que está a punto de salir en el momento adecuado. Ese fruto que brota de un capullo lleno de colores es tan hermoso, que genera grandes emociones para cambiar un momento de tu vida.

¿Cuánto tiempo tarda en florecer una flor?

Recuerde que en Colombia tenemos el privilegio de producir muchas variedades de flores, y cada una de ellas requiere de mucho cuidado y tiempo. Mínimo 6 meses a dos años te puede tomar lograr una gran variedad de colores y flores. Sí, son cuidados arduos. Como cualquier ser vivo, debes estar atento todo el tiempo para lograr los frutos.

¿Las flores sienten? 

Las personas no son conscientes de que son seres vivos y sienten. ¿Sabías que incluso ellos tienen médicos? Pues sí, su cuidado es tan crítico, son tan delicados, y necesitan tanto de nosotros que pueden enfermar si no hacemos las cosas bien y sobre todo con amor y paciencia; Recuerda, todo tiene sus procesos, y a nadie le gusta crecer. Los agrónomos supervisan que el proceso de crecimiento de las flores sea de acuerdo al número de días o semanas que llevan plantadas. También son los que nos dicen qué hacer cuando las hojas se ponen amarillas. O cuándo están listas para cortar.

Tener flores puede considerarse lo mismo que tener una mascota e incluso un bebé. Aunque el cariño de un bebé no es comparable con el de una mascota y mucho menos con el de una flor, cada uno mueve efectivamente un pedazo de tu corazón, y a los tres, guardando las proporciones, hay que darles el cariño correspondiente.

Entre la vida y la muerte

En la pandemia, las flores fueron nuestra angustia y nuestra compañía al mismo tiempo. Tienen su ciclo vital, como todo el mundo, y no podíamos dejarlas solas. Teníamos que alimentarlas, regarlas, cubrirlas del frío o ventilarlas del calor. Muchas personas y amigos intentaban llegar a su trabajo como fuera para cuidarlos, y luego eran ellos los que nos devolvían la alegría y la esperanza para seguir y continuar en momentos tan difíciles. Llegaron a hogares, hospitales y lugares de trabajo adaptados para continuar con nuestra rutina diaria. Ayudaron a generar alegría, a cambiar estados de ánimo, a dar ambiente a lugares en los que nunca estuvimos y, sobre todo, a sanar el alma.

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